martes, 28 de febrero de 2017

Ya no me siento a gusto en este mundo. Traed a los caballos que bailan!. Las niñas tienen vulva!.

Tranquilos, que no se me ha ido la pinza ni tengo una crisis existencial (ya la pasé a los 13 años y, desde entonces, no he vuelto a actualizar mi espíritu, sigo en la versión MrLombreeze 1.4).

A ver. 

A todos nos pasa eso de que llegamos a la deprimente conclusión de que el (Primer) Mundo está lleno de gilipollas...


... Y es entonces cuando te agobias porque te ves sin escapatoria: el espacio sideral no es una opción habitable (porque es frío y está muerto), el Tercer Mundo está hambriento y el Segundo Mundo nadie sabe lo que es. Como consecuencia de todo este embrollo, la psique humana puede desarrollar una serie de mecanismos de defensa entre los que figuran el existencialismo, el hedonismo, el pasotismo, la delincuencia, el twitter, los blogs, la melancolía, los talleres de teatro, los clubes de lectura, las mascotas exóticas, la homeopatía y un sinfín más de inventos del demonio coronados por la reina de todos: la ira.


Pues esto es lo que le pasa a Ruth, la protagonista de Ya no me siento a gusto en este Mundo quien, en compañía de otro inadaptado, se pone ese mundo en el que ya no se siente a gusto por montera y comienza a tirar del hilo para encontrar a los ladrones que han tenido la descortesía de robarle la cubertería de plata herencia de su querida abuela. Comienza así el infalible recurso noir del ordinary guy metiéndose en terrenos peligrosos. Aquí se materializa con una mezcla de géneros de comedia y thriller que le valieron a Macon Blair (el director de la película) el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Sundance 2017. Netflix strikes again con esta estupenda película que ha conseguido que yo esté pendiente, a partir de ahora, de los próximos proyectos como realizador de Mr. Blair porque ha demostrado que tiene un estilo interesantísimo.

Siempre me han gustado los títulos largos. Por eso me gustan tanto The Smiths. Y otros que también eran muy de alargar las cosas (empezando por su propio nombre) eran los Echo & The Bunnymen quienes, en 1985, incluyeron en un recopilatorio un bonus track que es la canción que vamos a escuchar ahora y que suena en Ya no me siento a gusto en este Mundo: 

Bring on the Dancing Horses 
(yo la tocaba al bajo de chiquitín, 
buena línea de bajo para practicar, por cierto). 

Disfruten de la película y de la canción.
Y no se rindan. Al final ganarán los buenos.

 

3 comentarios:

Frodo dijo...

Como tus recomendaciones hasta ahora no fallaron, le daremos la oportunidad.
Me sorprendiste hablando de títulos largos y The Smiths, hace mucho hice esta entrada acerca de eso

http://frodorock.blogspot.com.ar/2012/09/canciones-de-smiths-con-titulo-lo.html

hoy queda obsoleto porque se cayeron los links.

Saludos desde el Tercer Mundo, donde también está lleno de gilipollas, que encima se creen pertenecer al Primer Mundo.

dvd dijo...

Yo creo que hay cosas que no merecen la pena ni comentarse, porque caen por su propio peso. Lo bueno de todo esto es que contribuye a visibilizar e identificar a los que llevan contribuyendo al subdesarrollo de este país desde que Viriato tiró la primera piedra... Y lo chungo es el uso y manipulación de los niños, aunque esto es algo que los estamentos clericales tienen bastante interiorizado...
Menos mal que siempre nos quedará Mr. McCulloch...
Un saludo, maño.

Mister Lombreeze dijo...

El otro día estuve a punto de llegar a las manos porque alguien dijo que "The Killing Moon" era una porquería. Menos mal que me tomé otra Guiness y se me pasó. Cosas de la edad. Esto mismo en los ochenta me cuesta un disgusto.
La película está muy divertida.
Los católicos son muy aburridos aunque reconozco que su obsesión genital nunca deja de sorprenderme.
Disfrutemos de la Era de la Pataleta en el Primer y Tercer Mundo.
En el Segundo están contentos con Putin.

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