jueves, 11 de noviembre de 2010

Irreductibles del siglo XX. La Romanza de Bacarisse.

Como ya hemos comentado en alguna ocasión, los melómanos más carcas del siglo XXI seguimos viviendo de las rentas de los compositores más carcas del siglo XX, o sea, de esos compositores que no se doblegaron ante la tiranía de la atonalidad, el serialismo y otros mandamientos de las vanguardias de entreguerras que hacen las delicias de auditorios duchos en teoría musical pero que, para los que no sabemos leer partituras, nos suenan a chino.

Y ¿qué es son el atonalismo y el serialismo?, pues son unas formas de composición que se basan en el principio de que ninguna de las 12 notas (semitonos) de la escala cromática, (las 7 teclas blancas + las 5 negras del piano), tiene más importancia que otra (atonalismo), debiendo sonar sonar las doce, en el caso del serialismo, de acuerdo a unas estrictas normas que se inventó Arnold Schoenberg hace casi 100 años. Tanto o más estrictas que las de la armonía clásica, tradición con la que se pretendía romper. Esta rigidez dio como resultado que fuera casi imposible aplicar las directrices serialistas a la música para gran orquesta. Es por ello que la mayoría de la música de la segunda mitad del siglo XX está compuesta para instrumentos solistas o pequeñas formaciones. Es decir, el serialismo fue una Revolución musical o, según se mire, un golpe de Estado, un cambio traumático que, como la mayoría de las revoluciones, terminó siendo más tirano que la tiranía a la que pretendía derrocar: la tradición tonal y armónica clásicas.

A continuación, un ejemplo de los más fácilmente digeribles que he encontrado en youtube y que es, además, una de las pocas creaciones para gran orquesta de la música serial. Dirige una composición propia el maestro Pierre Boulez:

Yo no soy más listo que los más listos, (esto no lo digo con ironía), así que me creo el que los músicos de carrera puedan encontrar, a su manera, belleza en este estilo de composiciones de igual forma que los matemáticos encuentan hermosas las integrales y derivadas. Pero, personalmente, no soporto esta música en estado puro y solamente la digiero, sin darme cuenta, cuando algún compositor menos moderno la cuela de tapadillo en obras más "convencionales".

El caso es que, desde nuestro blog, seguiremos en el empeño de traer a los clásicos del siglo XX que no pasaron por el aro de Schoenberg y que incluímos en la sección que llamamos Irreductibleeeeeeeees.

Salvador Bacarisse (1898 - 1963) fue un compositor español que comenzó vanguardista pero que terminó sonando muy neorromántico y muy español pese a morir en tierra gabacha durante su exilio parisino tras la Guerra Civil española.
De la Expo de Sevilla de 1992 solamente recuerdo 2 cosas: Curro, una mascota que me parecía muy graciosa, y la Romanza del Concertino para guitarra y orquesta op. 72 de 1957 que se empleó como sintonía en los anuncios de tv que promocionaban el evento hispalense que nunca visité.

Si no existiera el Adagio del Concierto de Aranjuez, la Romanza de Bacarisse sería, probablemente, el momento musical más hermoso creado por un compositor español para guitarra y orquesta.

Esta celebérrima y nostálgica música, que recomiendo que escuchéis a continuación, es una de las pocas rarezas melódicas de mitad del siglo XX junto al ya citado, y también patrio, Concierto de Aranjuez del maestro Joaquín Rodrigo. Moraleja: los españoles somos una panda de reaccionarios.

Schoenberg se aventuró a predecir que "el panadero del futuro silbaría en dodecafónico", pero obviamente se equivocó. Las comparaciones son odiosas, pero silbar la música de Boulez tiene tela, así que silbemos juntos esta maravilla, mes amis:

9 comentarios:

MENEILLOS dijo...

PRECIOSO!!!!!!!!!!!

David dijo...

Pero si es mucho más silbable la música de Boulez del primer vídeo (ja,ja).
Saludito.

Crowley dijo...

No hay nada como volver del trabajo, comer y emepezar la tarde con estas melodías.
Saludos musicales

Marcos Callau dijo...

Maravillosa composición la de Bacarisse. Yo tampoco soporto la música del primer video. Un saludo.

Kinezoe dijo...

Nunca te acostarás sin saber una cosa nueva... Ha estado bien el apunte ese sobre el atonalismo y el serialismo. Ni que decir tiene que yo también me quedo con el segundo vídeo.

Por cierto, por si te apetece echarle un vistazo, en mi blog también colgué hace un tiempo una versión de esta pieza con la armónica del gran Ignacio Martín (Pekenikes), quien, para mi sorpresa, tuvo a bien dejarme unas agradecidas palabras como comentario. Aquí la tienes.

Oye, me gustó la forma en que te planteas el tema este de Internet (los churros y el mojito más que el gym, jeje...). Tomo nota ;-)

Un saludo.

Antoine Doinel dijo...

Me ha encantado el post, porque me ha parecido entretenido y didáctico al mismo tiempo XD.

Mister Lombreeze dijo...

Sí, conocía la versión de Ignacio por enlaces del youtube. También estuve escuchando aquel día la versión de los Pekenikes del Romance Anónimo.
Es lo que tú dices, es que la armónica suena tanto a Western, hasta con la musica clásica.
Esta canción me la ponía mi papi de chiquitín:
http://www.youtube.com/watch?v=oBYX8ZS0_A8

Mister Lombreeze dijo...

Bueno, gracias por los cumplidos amigos.
No se trata de demonizar la música serial ni las vanguardias del siglo XX, ni mucho menos, pero sí de desacomplejar a los compositores y melómanos a los que esta imposicón no nos resulta grata, ni creemos que fuera la evolución necesaria de la música clásica. De hecho el divorcio entre compositores y público es evidente. Algo demencial.

Tenemos que superar el complejo que supone para muchos no disfrutar con el 4.33 de John Cage, con el urinario de Duchamp o con los cuadrados de Malevich

Anónimo dijo...

Gracias por esta maravilla.

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