lunes, 22 de diciembre de 2008

300 (contra Carlos Boyero).

¡¡¡Viva Kiarostamiiiiiiii!!!

Yo leía "El Mundo" principalmente porque en ese diario escribían Francisco Umbral y Carlos Boyero. Disfrutaba mucho con su prosa que a mí siempre me ha parecido agradablemente ácida, casi nunca impostada y de regustillo a viejo rockero que nunca muere. También me gusta la de Pedro J. Ramírez, quien se explaya especialmente bien los domingos, por eso ahora solamente lo compro una vez a la semana (los domingos). Por eso y porque de 100 pesetas a 1 euro va un mundo.

Con las opiniones de Umbral coincidía casi siempre y con las de Boyero pues la mitad de las veces, que no está mal.
Francisco Umbral se murió el año pasado y me quedé sin mi columnista de opinión favorito. Más tarde Javier Marías dejó de escribir en el "Semanal XL" y Pérez-Reverte comenzó a repetirse semanalmente en esa misma publicación y se metió en un bucle alabador de los duros trabajadores que desayunan farias untadas en coñac y despotricador contra los que nos ponemos bermudas en verano porque hace mucho calor, y que parece no tener fin (el bucle, no el calor).
Pero la guinda me la puso "El País" cuando fichó hace un año, en plan estrella, a Carlos Boyero, crítico de cine y tv, y se lo llevó para siempre de las hojas impresas de "El Mundo". Así que ahora leo menos y escribo más.

Mi padre, hijo de ferroviario anarquista, me veía llegar a comer los domingos con "El Mundo" bajo el brazo y me echaba menos ternasco asado y menos patatas que a los demás, mientras me decía que me veía más gordo queriendo decir que le caía más gordo. O igual eran las dos cosas. Como podéis ver, leer "El Mundo" no era cosa fácil para un tipo con pintas de eterno rebelde como yo.

Ya sabéis que el pasado mes de Septiembre en Zaragoza estábamos muy liados persiguiendo a Philip Glass por las calles del casco Antiguo de la ciudad, trabuco en mano y disfrazados del Tio Jorge, y se nos pasó comentar el asunto, con lo que ahora me pongo a hablar de un tema que fue actualidad hace un par de meses. A tope.

Carlos Boyero publicaba el 03/09/2008 en "El País", con motivo de la 65 edición de la Mostra de Venecia, un artículo titulado "El hastío sale carísimo" que podéis leer aquí donde, una vez más, nos contaba el asqueo y aburrimiento que le producía el tener que tragarse pelis infumables para ganarse el pan. Lo normal en casi todos los currantes. Y en lugar de hablar de las pelis que había visto ese aciago día, contaba lo cara que se pone Venecia en fiestas.
Diez días más tarde una serie de personajes del mundo del cine patrio escribían una carta al director que decía esto . Firmaban el panfleto, entre otros, Víctor Erice, José Luis Guerin y un montón de nombres más o menos conocidos, muchos de ellos currantes del "Cahiers du Cinéma" versión spanish.

Bueno, no sé lo que os parecerá a vosotros, pero a mí me da naúseas la carta bomba ésta que le han pasado los modernos a los pobrecitos responsables de "El País". Están entre la espada y la pared los tíos. Chantajeados por sus propios correligionarios obligando a posicionarse sobre si el periódico opina como Boyero o si por el contrario, les mola el cine minoritario y moderno de gente como Abbas Kiarostami, que nunca se quita las gafas de sol del membrillo.

No me gusta decir "te lo dije", pero es que te lo dije. Dónde va Boyero con "El País"???, madre mía!. El periódico del Partido, -que nos adoctrina sobre lo que es cultura y lo que no y lo que es moderno y lo que no-, contratando al pastor de bueyes que habla con las tripas, que no hace crítica de cine al estilo "intelectual", que cuando sale en pantalla un culo ve casi siempre un culo y no las puertas de un tunel sin retorno que hermanan al Autor con el Cosmos, que suelta por la boca y por la mano las sensaciones buenas y malas que le producen los films que ve, bien por gusto o por trabajo.

Carlos Boyero se ha tirado un montón de años diciendo estas cosas en "El Mundo": que si el cine asiático es un tostón, que no sintoniza con su sensibilidad, que si todos los modernos juntos no valen ni la mitad de una película de John Ford, que si el cine clásico americano le da cien vueltas al resto de la filmografía mundial, que si en los últimos años solamente disfruta viendo series de televisión como "Los Soprano", "Roma", etc, que si los festivales son un rollo patatero en el que se exhiben y premian films que nunca van a ser estrenados en sala alguna, etc, etc, etc...

¿Os suena esto a progre?. ¿A que no?. Sin embargo, sigue ahora en "El País" con su estilo de siempre y llegan los 300 y se ponen hechos unos basiliscos, porque si ni "El País" les defiende ahora.., ¿qué les va a quedar?, ¿Cahiers du Cinéma?, jajajaja, sí, sí, Cahiers du Cinéma. Pero si Bazin lleva 50 años muerto el pobrecio mío, ya no subvenciona nada el hombre. Y el Pravda se puede decir que murió en los 90.
Así que, ¿nos vamos a quedar sin el apoyo del Cuarto Poder?, se preguntan los chavales.
Yo no sé por qué se ponen tan nerviosos. Les veo el pan asegurado por muchos años.
No nos engañemos, en nuestros días con el Arte subvencionado se gana mucha pasta. La mujer de Bach acabó pidiendo limosna por las calles y la mujer de Philip Glass pues no creo (ni se lo deseo). Por eso hay mucho intruso, mucho infiltrado que nos da la murga y nos saca de quicio.

Apoyamos a Carlos Boyero en su derecho a que diga lo que le salga de las narices aunque solamente coincidamos con él el 50% de las veces y aunque a veces solamente se vea el muy cabronazo el 50% de las películas. A mí personalmente me gusta su estilo por la misma razón por la que me gustan las películas que me gustan: porque me entretiene.
Algunos dicen que qué menos que aguantar la peli entera para poder opinar de ella y que qué menos que dedicarle algo más que unas pocas palabras si te pagan por ello. Pero yo les digo que he dejado muchos libros y películas a mitad, porque eran un rollo patatero, y luego he opinado de ellos en la medida en que se lo merecían: una medida corta.

En fin, si no pensais como yo, sino todo lo contario, podéis ponerme a parir en nuestro blog o alistaros en el ejército de los nuevos 300 en este otro blog que a tal efecto ha sido creado.

Por cierto, la película del director iraní Abbas Kiarostami, de la que se salió Boyero a mitad de proyección se titula, "Shirin" y, según he leído, dura dos horas durante las cuales muestra casi exclusivamente primeros planos de las caras de una serie de mujeres que están asistiendo a la representación de un cuento persa. Creo que no abren la boca.
Otra cosa. "A través de los olivos" y "El sabor de las cerezas" me encantaron.

Por cierto (II), a Philip Glass al final no le dimos caza.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

maravillosa entrada, mr lombreeze

Jordim dijo...

Los modernos la han cagado; seguro que a estas alturas ya se han dado cuenta; las críticas son algo con lo que han de contar, y más con las de Boyero..

Anónimo dijo...

los modernos, como siempre,son modernos para lo que quieren y otras unos talibanes!!!!!!!!

David dijo...

Esta entrada me gustó mucho cuando la leí, y me quedé con ganas de comentar algo.
A mí no me gusta Boyero, pero no hace falta que cambies el título a 301 (risas).
Recuerdo que en El Mundo llegó a caer directamente en el insulto con un (ya no) joven cineasta de aquel entonces. Su rollo faltón no me iba, pero allá cuidados... No lo leo y en paz.
De todas formas, lo de El País me hizo mucha gracia. Si no me falla la memoria... un antiguo crítico de El País, bastante reputado (y que a mí sí me gustaba, aclaro) estuvo en un festival de Sitges e hizo una crítica (poniéndola a caldo, era alguna gore, creo) sobre una película que ni pudo proyectarse aquel día. Vamos, que no fue a la proyección... Por supuesto, un crítico de cine no tiene necesidad alguna de ver algo para dar su opinión. Pero como aquel crítico había colaborado en el guión de alguna de las pocas películas del que encabezaba eso que llamáis panfleto, y la película reseñada (que no sé ni cuál era) era del género que era, no pasó nada. Y sí.
De Erice (de quién me gustó la de El espíritu de la colmena, pero no he visto las otras y tampoco me muero por verlas (y menos la de El sol)... recuerdo una anécdota muy curiosa. Un par de amigos (de entonces) le hicieron una extensa entrevista para una revista universitaria. Él les pidió el texto antes de que se publicara, y entonces lo "editó" convenientemente. Los "cambios" dejaron bastante alucinados a mis antiguos amigos. Vamos, que la "naturalidad" de las respuestas desapareció y la brillantez de los comentarios hizo su aparición.
Asín es la vida.

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